Lupe Esparza
De: Guillotinero (en la banca)
Para: CaDoMi y toda la banda de periodistas comitecos
CaDoMi, como lo conocimos, o Carlos Ulises Domínguez Mijangos, que es su nombre de pila, llegó a Comitán para quedarse. No hace mucho tiempo arribó a esta ciudad para trabajar en la prensa empezando su andar en esta profesión con El Fronterizo del Sur.
Este sábado por la madrugada, representando a un medio distinto, el Diario de Comitán, dejó de tomar café en la Tierra y se fue a iniciar un nuevo recorrido en otro mundo, aquel a donde todos iremos en algún momento. Se fue pronto, tal vez más pronto de lo que cualquiera de nosotros esperaba, de hecho, nadie lo esperaba y sin embargo, así sucedió.
Cafetómano por excelencia, CaDoMi no dejó ni un solo día de buscar la información que le permitiera redactar su columna “Entre café y café”, tan odiada por unos y tan amada por otros, pero siempre leída por todos.
Bien dicen que si los perros ladran es porque vamos avanzando. Eso mismo sucedió con CaDoMi, nunca fue ignorado, por el contrario, siempre fue comentado para bien o para mal lo que significa que su paso por este mundo no fue en vano pues su pseudónimo y su nombre serán siempre recordados.
De esta forma, entre café y café, reía; entre café y café, bromeaba; entre café y café, escribía; entre café y café, vivió. Ahora, ¿quién, si no él, señalará entre café y café?, ¿quién nos invitará a tomar “el último café y nos vamos”?
Gracias CaDoMi por inspirar tantas y tantas pláticas con tus comentarios. Gracias por señalar aquello que, creías, debía ser señalado. Gracias por haber venido a Comitán y dejarnos tan gratos momentos.
Esto no es una despedida, es un hasta pronto porque como lo dije al principio, únicamente te adelantaste a apartarnos un lugar en aquel mundo a donde todos iremos a parar.
También de agradezco por adelantado el café que prepararás para aguardar nuestra llegada porque, como siempre, estarás ávido de saber los últimos chismes que te llevaremos cuando nos toque alcanzarte y obviamente que los platicaremos con calma, disfrutando de un buen café, tal y como te gustaba hablar de las cosas.
CaDoMi, como lo conocimos, o Carlos Ulises Domínguez Mijangos, que es su nombre de pila, llegó a Comitán para quedarse. No hace mucho tiempo arribó a esta ciudad para trabajar en la prensa empezando su andar en esta profesión con El Fronterizo del Sur.
Este sábado por la madrugada, representando a un medio distinto, el Diario de Comitán, dejó de tomar café en la Tierra y se fue a iniciar un nuevo recorrido en otro mundo, aquel a donde todos iremos en algún momento. Se fue pronto, tal vez más pronto de lo que cualquiera de nosotros esperaba, de hecho, nadie lo esperaba y sin embargo, así sucedió.
Cafetómano por excelencia, CaDoMi no dejó ni un solo día de buscar la información que le permitiera redactar su columna “Entre café y café”, tan odiada por unos y tan amada por otros, pero siempre leída por todos.
Bien dicen que si los perros ladran es porque vamos avanzando. Eso mismo sucedió con CaDoMi, nunca fue ignorado, por el contrario, siempre fue comentado para bien o para mal lo que significa que su paso por este mundo no fue en vano pues su pseudónimo y su nombre serán siempre recordados.
De esta forma, entre café y café, reía; entre café y café, bromeaba; entre café y café, escribía; entre café y café, vivió. Ahora, ¿quién, si no él, señalará entre café y café?, ¿quién nos invitará a tomar “el último café y nos vamos”?
Gracias CaDoMi por inspirar tantas y tantas pláticas con tus comentarios. Gracias por señalar aquello que, creías, debía ser señalado. Gracias por haber venido a Comitán y dejarnos tan gratos momentos.
Esto no es una despedida, es un hasta pronto porque como lo dije al principio, únicamente te adelantaste a apartarnos un lugar en aquel mundo a donde todos iremos a parar.
También de agradezco por adelantado el café que prepararás para aguardar nuestra llegada porque, como siempre, estarás ávido de saber los últimos chismes que te llevaremos cuando nos toque alcanzarte y obviamente que los platicaremos con calma, disfrutando de un buen café, tal y como te gustaba hablar de las cosas.
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